Diario de una empresaria en sus 30's
Arrancando una nueva serie donde te cuento cómo es construir una empresa que empecé en mis late 20's y sigo trabajando en mis 30.
No, todavía no tengo 30.
Dentro de un par de semanas, los cumpliré.
Sin embargo, que mejor momento para compartir todo lo que he aprendido de negocios en mis mediados 20 hasta ahora.
Te contaré un poco de mí.
Soy hija de una familia de inmigrantes chinos, todos emprendedores.
A los 18 años, mi papá me ofreció montar un negocio de ventas de celulares, el cual rechacé, y decidí estudiar mi carrera en Derecho y Ciencias Políticas, en palabras más simple: me gradué de abogada.
A los 19 años, tuve mi primer trabajo como asistente legal por 6 meses, con un salario de $600.00 mensuales.
A los 20, trabajé para un empresario como asistente por 3 meses con un salario de $750.00 mensuales.
A los 22 años, tuve mi gran oportunidad como abogada analista en una entidad gubernamental con un salario de $1,500.00 mensuales, el cual duré hasta los 26 años.
Sí, al comienzo de mis 20, emprendí el camino “tradicional” de escalar el mundo corporativo y me conformaba con lo que esa realidad me ofrecía.
Al principio, estaba muy dedicada a construir mi carrera como abogada con la finalidad de cumplir el timeline que me propuse, siendo la cima: tener mi propia firma o ser jueza a los 35, hasta que empecé a emprender.
De esos emprendimientos estaban el vender maquillaje y t-shirt con frases, y con pena lo admito jajaja… No llegaron a ningún lado.
Sin embargo, hubo un emprendimiento que empezó a dar resultados y llegar clientes, fue el de ser maquilladora, el que duré unos buenos 20 meses pero llegó pandemia y todo cambio.
Admito que el emprender empezó como un juego y simple curiosidad de hacer más dinero, tal vez para pagar mi tarjeta de crédito o tener más dinero para viajar, esa era mi mentalidad a los 21-22 años en cuanto al emprendimiento.
No había compromiso.
No había un plan.
No había una responsabilidad.
El emprender como maquilladora fue el que me cambió la vida.
Fue el me abrió los ojos a la posibilidad de hacer algo más allá de ser abogada.
Fue el que abrió las puertas a mis redes sociales.
Fue el que me hizo creer la posibilidad de hacer dinero del internet.
De cada emprendimiento aprendí muchas lecciones:
Asistente legal: El peso que tiene dejar un buena impresión en la calidad de trabajo así como resultados (Cuatros años después, unos de los abogados me ofreció regresar a la firma). También, ten cuidado con que los pies destruyan en segundo lo que te tomó tiempo construir con las manos (así como las buenas impresiones duran un momento, toma un momento destruir esas mismas impresiones)
Asistente de un empresario: Todo suena bonito cuando alguien lo cuenta hasta que ves los papeles, hasta que estas dentro y te encuentras otra realidad. Las personas que contratas son un factor importante en los resultados de tu visión como empresario.
Abogada analista: Equipo. Nadie llega a la cima solo. Un equipo hace la diferencia: se llega más lejos o te estanca. Compromiso con la visión es gasolina para tu equipo. No todos estamos por la misma razon en el trabajo - los incentivos son necesarios y sabrás más de ellos, si te tomas el tiempo de preguntar y escuchar. Existe el balance vida/trabajo. El lugar menos esperado fue el que más te marca como líder, profesional y persona.
Ventas de maquillaje y t-shirt: Solo porque otros lo hacen y se ve “exitoso” no quiere decir que lo será para ti. Los negocios de productos, van más allá de lo que vendes y asumes lo que otros quieren.
Maquilladora: Consistencia es clave. Networking es clave. Cuida tu boca pero sobre todo tus acciones. La energía atraviesa pantalla y nunca miente.
Estas son algunas de las lecciones que me marcaron de esos trabajos y emprendimientos.
Si tuviera que elegir, el que más me marco como profesional diría que ser abogada por cuatro año, sobre todo, por las personas que tuve el honor de trabajar por cuatro años.
Gracias a cada una de ellas, soy la profesional que soy y aspiro a ser mejor, siempre teniéndolos en mi mente.
Aunque han pasado ya más de 5 años desde que deje ese trabajo, las memorias y las lecciones aun quedan, y siguen frescas.
Seguiré hablando de los otros emprendimientos que tuve después de renunciar como abogada, en el siguiente newsletter.
La diferencias es que fueron emprendimientos digitales y a partir de ellas, mi mentalidad como emprendedora, se expandió a empresaria y líder.
Hoy pienso en esa Lili de 21 que simplemente quería probar hacer dinero de otra manera hasta que a los 25, encontró cómo hacerlo y se lo tomó en serio.
Termino este escrito con esta frase: “QUE BIEN SE SIENTE SABER QUE EL FRACASO NO EXISTE PORQUE CADA DECISION TE ESTA GUIANDO A DONDE TIENES QUE ESTAR, ES DECIR, DONDE ESTAS HOY”
Nos leemos en la próxima.
Un abrazo.
-L🦋